Las flores y su aroma
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Es el día de la pérdida y toda pérdida lleva un duelo. Cuando recordamos a nuestros seres queridos fallecidos nos centramos en el pasado y pensar en el pasado es símbolo de nostalgia y tristeza. Añoramos lo que hemos perdido y la idea de que no tenga vuelta atrás es difícil de encajar.
Las emociones protagonistas en este día son la pena y el dolor. Las emociones tienen una función evolutiva, significan algo y nos dan información. La ansiedad o el miedo nos avisan de la presencia de una amenaza y la tristeza, de que existe algo en nuestra vida que no funciona bien. Tener ansiedad o pena permite que adoptemos posturas o intervengamos para poner fin al estresor o al malestar. Incluso cuando el origen de ese malestar no tenga solución.
Vivimos en una sociedad en la que rehuimos del todo el malestar. Queremos estar siempre felices y a toda costa. Nos bombardean con mensajes positivos y optimistas y parece que si no estuvieras feliz, no seas nada. Es cierto que la actitud optimista es una gran aliada en nuestra vida, pero hay situaciones que requieren de la tristeza y la frustración.
Hoy es un día de recuerdos pero no tienen que estar centrados en “lo que se ha ido y nos falta” sino en las enseñanzas y las experiencias que compartimos con esa persona, las veces que reímos juntos. Aprende a disfrutar de la persona fallecida. Recordar aviva los sentimientos y emociones y podemos llegar a experimentar emociones idénticas a las vividas en la situación real. Así que trata de echar leña para que los recuerdos sean entrañables, incluso graciosos, en lugar de tristes.
Vivimos en una sociedad en la que rehuimos del todo el malestar. Queremos estar siempre felices y a toda costa. Nos bombardean con mensajes positivos y optimistas y parece que si no estuvieras feliz, no seas nada. Es cierto que la actitud optimista es una gran aliada en nuestra vida, pero hay situaciones que requieren de la tristeza y la frustración.